Ganadora de tres Óscars ( Mejor Película Extranjera, Mejor Actor y Mejor Banda Sonora) y de muchos otros premios internacionales, “La Vita É Vella” merece ser vista con tranquilidad en el salón de casa, dispuesto a reflexionar sobre la vida y sobre todo en general.
Así lo he hecho yo y así lo voy a contar.
Por el camino se encontrará con una bella joven (de nombre Dora) con la que; tras varios encuentros inesperados, se casa.
Una vida a todas luces feliz se ve truncada en el cumpleaños del hijo de Guido y Dora (Josué). Padre e hijo son capturados por los Nazis debido a su condición judía.
Ya en un campo de concentración, Guido inventa una ingeniosa estratagema para ocultarle la verdad a su hijo y que no sufra.
Durante su estancia en el campo y mientras intenta evitar que su hijo descubra la crudeza de la situación, Guido aprovecha cada ocasión que el destino le brinda para mandarle señales a Dora (que, pese a no ser judía, ingresó en el campo voluntariamente para no alejarse de su familia).
Un argumento sencillo pero genial acompañado de una fotografía que ha envejecido muy bien y un valor pedagógico de 10 ( si bien algunas actuaciones, como la del tío de Guido son algo lamentables) hacen prácticamente obligatorio el verla antes de morir.
Cierto es que el personaje de Guido Orefice eclipsa (ya que prácticamente parece una biografía de su vida) algo a los demás caracteres, pero si el espectador presta la suficiente atención podrá notar que interpretaciones secundarias como la de Bartolomeo, Vitorino (judíos reclusos en el campo de concentración) o el Doctor Nazi amigo de Guido son tan importantes como la del personaje principal, ya que moldean con pequeños detalles el transcurso de la historia.
Luis Mangado Nieto 3ºA (Valores éticos)
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