IOANA BRISSEIS CHICU
Si entendemos que el arte es útil solo cuando sirve para educar solo cuando sirve para educar y modificar aquello que es pernicioso en la sociedad, podría fácilmente defender el estar en contra de ello, pues al igual que se discutió en clase que el arte no solo sirve para entretener, tampoco sirve solamente para enseñar.Como estoy totalmente a favor de que el arte es útil, me gustaría decir que su utilidad se da tanto si queremos usarlo para algo personal (es decir, no tiene un propósito para el resto, sino para nosotros como, por ejemplo, entretenernos con algo que no requiera pensar mucho, representar lo que sentimos, “matar el tiempo”, adquirir conocimiento, etc.), como si queremos influir en los demás, ya sea enseñando, educando, creando conciencia sobre un asunto, entre otras cosas.
El arte se ha convertido en algo esencial en nuestra sociedad: ha formado parte de miles de generaciones y ha estado presente en muchas épocas a lo largo de la historia (podríamos decir que desde las primeras pinturas rupestres creadas por el Homo sapiens). Los momentos específicos en los que estas obras se crean permanecen en el tiempo y hacen que podamos conocer la época, lo que se critica o defiende de ella, las costumbres, los valores morales correspondientes, etc.
Debido a la fuerte influencia del arte, podríamos decir que “transforma”, algo que me resulta increíble y chocante, pues esta “transformación” se puede dar de muchas maneras como, por ejemplo, cuando el autor analiza una de sus obras pasadas, siendo capaz de verse en una especie de espejo para así poder reflexionar sobre un “yo” pasado, consiguiendo analizarse a sí mismo, lo que le puede llevar a iniciar un proceso de mejora. Quizás, en ese tipo de momentos, pueda llegar a compadecerse de él mismo, porque el tiempo que “envuelve” a la obra es “estático”, es decir, nunca cambiará, por lo que ese “yo”, observado con los mismos ojos, pero, a la vez, por unos distintos, estará permanentemente “condenado” a ese sentimiento que una vez el autor sintió. Otro modo de “transformación” podría ser cuando el arte se utiliza para atacarse a sí mismo”. Recordemos que, si el Neoclasicismo no hubiese existido con sus específicas normas para el arte (recogidas en la Poética de Luzán), el Romanticismo, que antepone los sentimientos a la razón, no se hubiese alzado ante ello rompiendo totalmente con dichas normas. Este hecho me lleva a decir que el arte es una manera de “alzar la voz” indirectamente que, a lo mejor, muchos deciden ignorar en un principio, pero que muchos otros tomarán en consideración y, por lo tanto, abrirán los ojos, consiguiendo así abrirse paso silenciosamente en la sociedad y logrando mayor voz y voto.
Gracias al arte, podemos llegar a entender aspectos que anteriormente no podíamos comprender. Nos hace reflexionar, conocer y aprender; hace que nos emocionemos, nos identifiquemos, que pongamos palabras y demos “forma” a aquello que no sabemos explicar y encontramos “difuso” e, incluso, ayuda a hacer que el perdido se sienta un más encaminado. De hecho, el arte es tan beneficioso psicológicamente que se utiliza como terapia porque estimula al individuo.
En conclusión, el arte es esencial en la existencia del ser humano, puesto que es algo que nos caracteriza y, no en vano, ha influido y sigue influyendo notablemente a nivel personal y a nivel mundial. Llegados a este punto, podemos ver que el arte no debe ser útil, porque, simplemente, lo es.
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